Hay ciertas circunstancias que se presentan en nuestra cotidianeidad que nos hacen sentir abatidos, a veces arrasados.
¡Me pasó un tsunami!, escuché el otro día.
Eso que nos quita o nos corre de nuestra tranquilidad.
Cuando me pasa esa ola 🌊 yo me siento despojada, vulnerable, sin escudos ni armaduras.
Me pone de frente a lo que me importa y quedo expuesta.
Es allí donde esa mezcla de emociones que llegan de manera repentina emergen.
Es desde allí donde me construyo más liviana, más en sintonía con quien soy.
🗣 La manera como nos hablamos y relacionamos internamente, desde nuestra emociones, dice mucho en la manera cómo reaccionamos con el afuera.
A veces es necesario sumergirnos un poco para observarnos más allá de lo que decimos o expresamos. No basta con la palabra pensada, es necesario conectar nuestro ser ‘sentipensante’ para gestionar y darle una nueva dirección a nuestras emociones.
Somos un mar de emociones, imaginate lo grande y profundo que es nuestro interior que necesita ser navegado más a fondo, todos los días, de manera consciente y amorosa.
Lo que siento poderoso después del tsunami es tenerme, escucharme, sostenerme, amarme.
👉🏻¿Acaso hay sensación más poderosa que esa?
🌟¿Cómo anda ese océano interno? ¿Qué te decís frente a la tormenta, el tsunami o el mar en calma?
Te leo👇🏻
Abrazo de ♥️
Y buen comienzo de semana. Por acá es un día feriado para trabajar un poco, descansar y compartir con mi familia.